24 julio 2005

Why does Buenos Aires stinck so much?


Aquí la tienen, en todo su no-esplendor.
Damas y caballeros, les presento a "La Cuadrícula", el invento arquietectónico más embolante y sistémicamente aburrido que salió de las manos de un crestiano.
Todo, absolutamente todo es igual al resto. La sorpresa geográfica ya no es viable. No hay colinas de fondo, no hay ríos sonoros que acompañen nuestro caminar, no hay prados para recorrer con el alma amada después de una semana de trabajo.
Buenos Aires es eso que ven arriba. No es la pequeña parís, no es el centro cosmopólita de sudamérica, no es nada. Es una ilusión. Es una concatenación de cuadraditos, como una gran maqueta hecha con legos en los cuales nosotros encajamos más o menos.
Cuando alguien me pregunta ¿por qué te querés ir a europa?, a mí se me comlica contestarle: porque todo lo que nos rodea a usted y a mí está cargado de gris y de sombras, de cemento y de ruido, de soledad y muchedumbres.
Y para sustentar mis opiniones de manera un poco más gráfica, acá les pongo una foto de Viena, donde verán cómo la población se va armando al compás de su territorio, con calle sinuosas, bajadas de montañas y algunos puentes.