12 julio 2005

De cartón piedra

En algún momento del año pasado intenté encontrar un legítimo poeta y músico contemporáneo, que llegue a la altura de un Garcilaso de la Vega. No tardé mucho en encontrar gracias a mis raíces maternas al señor Serrat, y a un par de sus discos.
Muy, muy buen poeta.
Y hablo de sus poemas, no los de Machado, aunque esos también esten bárbaros.

Todo esto viene, a que les traigo uno de estos super poemas-canciones (que dicho sea de paso, hace tiempo era la única manera de hacer poesía) que se llama "De cartón piedra". Iba a intentar hacer un análisis o una lectura, pero todo análisis resulta nimio frente a tanta hermosura. Solo les digo una cosa: un tipo que mete en un verso la frase "adverbio de tiempo", es tautológicamente grosso.

Por último, a pesar de que las respuestas a un intento pretérito fueron negartivas, les subo una versión sinfónica del tema, que esta re-pulentósica.

Bueno, me retiro, y los dejo en compañía del señor Joan Manuel Serrat.


De cartón piedra

Era la gloria vestida de tul
con la mirada lejana y azul
que sonreía en un escaparate
con la boquita menuda y granate
y unos zapatos de falso charol
que chispeaban al roce del sol.

Limpia y bonita.
Siempre iba a la moda.
Arregladita
como p'a ir de boda.

Y yo, a todas horas la iba a ver
porque yo amaba a esa mujer
de cartón piedra
que de San Esteban a Navidades
entre saldos y novedades
hacía mas tierna mi acera.

No era como esas muñecas de abril
que me arañaron de frente y perfil.
Que se comieron mi naranja a gajos.
Que me arrancaron la ilusión de cuajo,
y con la presteza que da el alquiler
olvida el aire que respiro ayer
y juega las cartas que le da el momento.
Mañana es solo un adverbio de tiempo.

No. Ella esperaba en su vitrina
verme doblar aquella esquina...
Como una novia,
como un pajarillo pidiendome...
libérame, libérame...
y huyamos a escribir la historia.

De una pedrada me cargue el cristal
y corrí, corrí con ella hasta mi portal.
Todo su cuerpo me tembló en los brazos.
Nos sonreía la luna de marzo.
Bajo la lluvia bailamos un vals,
un, dos, tres... un, dos, tres...
todo daba igual,
y yo le hablaba de nuestro futuro
y ella lloraba en silencio... os lo juro.

Y entre cuatro paredes y un techo
se reventó contra su pecho
pena tras pena.
Tuve entre mis manos el universo
e hicimos del pasado un verso
perdido dentro de un poema.

Y entonces llegaron ellos.
Me sacaron a empujones de mi casa y me encerraron entre estas cuatro paredes blancas, donde vienen a verme mis amigos de mes en mes..., de dos en dos..., y de seis a siete.

De cartón piedra.mp3

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