29 noviembre 2005

Sympathy for the Devil

(léase en tono Pedemonti mezclado con una pizca de sarcasmo)

Basta señores, me canse de esta mentira eclesiástica.
Alguien tiene que decirlo viejo, no puede ser que sigan vendiendo el mismo buzón los tipos del Vaticano.
El problema, amados lectores es el rol de Lucifer en el orden divino.
Vamos a decir las cosas como son... porque acá hay alguien que se viene robando el crédito desde hace un largo rato.

Ok, la sociedad se maneja para los ojos eclesiásticos, por normas impuestas por ese sátrapa hippie que se hace llamar Dios. Perfecto, que imponga nomás. De hecho en un principio se tomaba el trabajo de castigar con plagas y cosas por el estilo a quienes no acataban su voluntad.
Eso es un Dios bien puesto.

Pero los años le pegaron fuerte, y esto es innegable. Intentó mandar a un heredero, que le duró poco, considerando las escalas temporales divinas... y mundanas. Entonces, alguien tenía que hacerse cargo de este quilombo. Alguien tenía que terminar con la joda.
Entonces llegó el cojonudo Satanás, que hasta hacía tiempo venía jugando un papel secundario en toda esta historia de redenciones y salvatajes del alma.

Es Él y no otro, quien funciona como aparato coercitivo sobre los hombres y los insta a llevar una vida que se apegue a los códigos forjados por este Dios en decadencia.
Fíjense bien... según la tradición, ¿qué hace el Diablo con los pecadores? ¿Les dice, acaso, "lo felicito señor pecador, ha contribuido al mal, pase y siéntese en este sillón a ver porno por el resto de la eternidad"? NO SEÑORA, NO SEÑOR.
LO CASTIGA!. Eso hace Satanás con el pecador.
¿Y qué hace Dios con el pecador? Nada en absoluto. Lo delega a cualquier subalterno del inframundo. Ya no le molesta que su mandato sea violentado. Por lo menos no lo molesta del modo en que lo hacía en un principio, cuando se chiflaba mal y te llenaba todo el río de sangre.
La actitud de este Dios mal mandado es el clásico "ya fue"... Así no se puede gobernar la divinidad.
Así que, más respeto con el Diablo, paremos esta campaña milenaria de deslegitimación, y bajemos a ese hippie de las nubes y pongámoslo a laburar en una oficina del Vaticano como Dios (o sea, Él) manda.
Y agradezcamos a Lucifer, por mantener la poca decencia que queda dando vueltas por estas calles.

Por último, Baudelarie. (noten la forma de Salmos -cantos bíblicos que se recitan las misas- en la que está escrito este poema)

Las letanías de Satán

¡Oh Tú, el más sabio y el más bello de los Angeles,
Oh Dios traicionado por la suerte y privado de alabanzas!

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Oh Príncipe del Exilio, a quien se le ha hecho un agravio,
y que vencido, siempre te levantas más fuerte,

Oh Satán ten piedad de mi larga miseria!

Tú que lo sabes todo, gran rey de las cosas subterráneas,
sanador familiar de las angustias humanas,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Tú que, lo mismo a los leprosos que a los parias malditos,
enseñas por amor el gusto del Paraíso,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Tú que de la Muerte, tu vieja y fuerte amante,
engendras la Esperanza -una loca encantadora!

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Tú, que haces al proscrito esta mirada calma y alta,
que condena todo un pueblo alrededor de un cadalso,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Tú que sabes en qué ángulos de las tierras envidiosas,
el Dios celoso escondió las piedras preciosas,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Tú, en quien la mirada clara conoce los profundos arsenales
donde duerme amortajado el pueblo de los metales,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Tú, cuya mano aleja el vacío,
de los pies del sonámbulo al que seducen los tejados,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Tú que, mágicamente ablandas los viejos huesos
del borracho tardo atropellado por los caballos,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Tú que, para consolar al hombre frágil que sufre,
nos enseñas a mezclar el salitre y el azufre,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Tú que pones tu marca, oh cómplice sutil,
en la frente de Creso despiadado y vil,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Tú que pusiste en los ojos y el corazón de las muchachas,
el culto de la llaga y el amor de los andrajos,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Bastón de los exiliados, luz de los inventores,
Confesor de los ahorcados y de los conspiradores,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Padre adoptivo de estos que en su negra cólera
del Paraíso terrestre ha desterrado Dios Padre,

Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

Plegaria

Gloria y loor a ti, Satán, en las alturas
del Cielo en que reinaste, y en las negras honduras
¡del Infierno en que sueñas vencido y silencioso!
Haz que un día mi alma junto a ti halle reposo,
cuando el Árbol de la Ciencia los renuevos
¡tu frente cubran, nuevo Templo, con brotes nuevos!

27 noviembre 2005

Ok, el hornero


... y sí ... es una estatua ... con un nido de hornero en el culo ... no hay mucho más que decir al respecto.

De mujeres y hombres...

... u hombre y mujeres, es indistinto, según lo que voy a decir a continuación.
Hace más o menos una semana mi gran amiga Cecilia me hizo una pregunta que venía dando vueltas por los borradores que hago para este blog.
¿Creés en la amistad entre el hombre y la mujer?
Claro, respuestas de "sí" o "no" me hubiesen puesto en una situación incómoda ante Cecilia, sin importar la opción tomada. De haber dicho "no", la tensión hubiese tomado el ambiente, habría nacido una pausa discursiva enorme... y bueno, todas esas cosas que componen lo que se denomina "incomodidad".
Responder que sí hubiese sido más bien un acto reflejo para salvar esa incomodidad. Pero ese "sí" cancela los matices de una posible respuesta más amplia y fructífera.
"Sí creo", y punto.
"No creo", y punto.
Es lo mismo, llegado el caso.

Mi respuesta fue otra. De hecho, mi respuesta fue una no-respuesta, un sortilegio para llenar mi boca con palabras sobre el tema elegido, pero sin una conclusividad de significado.
O sea, chamuyé.
Pero este chamuyo, esta evasión de una respuesta precisa llega de la mano de mi creencia de que para estas cuestiones no hay una respuesta tajante y definitoria. Un "Sí" por tal y cual razón; o un "No" por tales otras. Siempre hay razones para defender una postura u otra, por la simple razón que las razones son creadas por nosotros. Creadas como excusas para justificar lo que se siente, pero estas razones, estas maneras de explicar los hechos, no se confunden con los hechos en sí.

Más concretamente les cuento más o menos como fue lo que le respondí a esta amiga.
Para poder decir si la amistad es algo que se aplica solo a individuos del mismo sexo, o si es aplicable también al sexo opuesto, primero tendríamos que saber a qué nos referimos cuando hablamos de "amistad". Lo que se cree cancela la amistad entre sexos opuestos es el impulso sexual, o el amor, o lo que sea. Perfecto, concordemos en que hay (en mayor o menor nivel, en aspectos físicos o de cualquier índole) cierta pulsión hacia esta otra persona. Pero al tomar en cuenta que estas pulsiones pueden manifestarse a diferentes niveles y sobre distintos aspectos, no hay ya una gran diferencia para marcar entre ambos sexos.
Es decir, si ya en la pulsión sexual se admiten matices de intensidad, si la atracción sexual pasa por una manera de hablar, por un color de ojos, etc., y si esta pulsión manifiesta intensidades que van desde el desenfreno pasional a la simpatía por la simple presencia del otro, se torna algo muy dogmático creer que se pueden sentir determinadas pulsiones para con las mujeres y otras distintas para con los hombres.
¿Cómo se traduce esto? En un lenguaje simple y llano: Lo único que hay en una relación de cualquier tipo es amor. En mayor o menor medida, que recae sobre algunas características de los individuos relacionados. Aquí recortar los tipos de relaciones según el sexo de los participantes me parece una arbitrariedad innecesaria.
¿Por qué no puede haber una pulsión sexual apaciguada o incluso negada para con un individuo del mismo sexo?
Homosexualidad y heterosexualidad forman parte de este recorte arbitrario de relaciones interpersonales.
Dictarle a los individuos que hay un límite en el amor, que las amigas no se pueden desear, o que las mujeres por el simple hecho de ser mujeres deben ser deseadas en contrapartida de los hombres, que nunca pueden ser deseados, es violencia pura.

Así que mi respuesta final a la pregunta ¿existe la amistad entre el hombre y la mujer? sería otra pregunta. Algo así como ¿existe el hombre y la mujer?

17 noviembre 2005

Un poco de análisis literario y Silvio Rodríguez

Les traigo una lectura de la canción "Óleo de una mujer con sombrero", de Silvio Rodriguez. Copio a continuación la letra y subo el .mp3, y luego continúo con el artículo.

Óleo de una mujer con sombrero

Una mujer se ha perdido
conocer, el delirio y el polvo,
se ha perdido esta bella locura,
su breve cintura debajo de mí.
Se ha perdido mí forma de amar,
se ha perdido mi huella en su mar,

Veo una luz que vacila
y promete dejamos a oscuras.
Veo un perro ladrando a la luna
con otra figura que recuerda a mí.
Veo mas: veo que no me halló.
Veo más: veo qué se perdió.

La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes
los amores cobardes, no llegan a amores,
ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.

Una mujer innombrable
huye como una gaviota
y yo rápido seco mis botas,
blasfemo una nota y apago el reloj.
Que me tenga cuidado el amor,
que le puedo cantar su canción.

Una mujer con sombrero,
como un cuadro del viejo Chagall,
corrompiéndose al centro del miedo
y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
y ahora lloro por verla morir.
Pero entonces lloraba por mí,
y ahora lloro por verla morir.


Silvio Rodriguez - Óleo de una mujer con sombrero.mp3

"Óleo de una mujer con sombrero" está narrado casi completamente en tercera persona, lo cual ya nos es relevante. Al tratarse aparentemente de un poema amoroso, el hecho de que se hable en tercera persona nos otorga datos tales como que esto no es un dialogo con el ser amado, o tampoco es un texto en forma de confesión sobre lo sucedido. Claro que hay matices y variaciones en las personas y números (gramaticalmente hablando) de estos versos, pero un pantallazo general del mismo muestra como predominante la tercera persona.
¿Qué expresa la tercera persona? Expresa fundamentalmente una distancia con lo narrado. No se habla directamente con los personajes de la narración, en este caso, la o las mujeres que abandonaron al narrador. El narrador de tercera persona está aislado, está solo. Entonces, ya desde la forma gramatical el narrador está distanciado de esta/s mujer/es.
Pasemos a un análisis más meticuloso, yendo de estrofa en estrofa.

Una mujer se ha perdido
conocer el delirio y el polvo
se ha perdido esta bella locura
su breve cintura debajo de mi
se ha perdido mi forma de amar
se ha perdido mi huella en su mar.


Aquí se desarrolla un juego entre el "se" como impersonal u objeto indirecto. Se puede tratar de una mujer, una locura, una forma de amar o una huella que sencillamente "se pierde"; o que una mujer se haya perdido de todo eso. Se haya perdido el amor del narrador. Siguiendo con la lectura del poema, voy a optar por tomar la segunda forma de interpretar los "se" de esta primer estrofa.
Es importante marcar que no se está dando un nombre o una caracterización de la mujer. Es simplemente "una mujer", un elemento más de ese grupo tratado como homogéneo, que se llama "mujeres". Ni siquiera se la resalta de este grupo llamándola "la mujer", o "esta mujer", sino que se la reconoce como alguien tan válido como cualquier otro para cumplir este rol en la narración del personaje prototípicamente masculino.

Veo una luz que vacila
y promete dejarnos a oscuras
veo un perro ladrando a la luna
con otra figura que recuerda a mi
veo mas veo que no me hallo
veo mas veo que se perdió.


Los versos nos llegan como fotografías. "Veo X, Veo Y". Y el orden en el que están ordenadas estas imágenes es el siguiente: un primer momento en que se usa una primera persona en plural (la única del poema) que indica que en esa imagen el narrador bno se encuentra solo. El segundo momento de las imágenes se centra en la imagen del narrador como un solitario. El tercer y último momento de esta estrofa contiene dos versos dedicados a marcar el distanciamiento de una tercera persona. Él/ella no lo hallaron, él/ella se perdieron.

La cobardía es asunto
de los hombres no de los amantes
los amores cobardes no llegan
a amores ni a historias se quedan allí
ni el recuerdo los puede salvar
ni el mejor orador conjugar.


Palabra clave para esta lectura del poema: cobardía. Si retomamos lo visto en las estrofas anteriores tenemos los siguientes elementos: un narrador dispuesto a entregar su amor; una mujer que deja pasar esta ofrenda; la soledad del primero y la lejanía de la última. ¿Qué sucedió entre los dos personajes de este poema? Fueron separados por el miedo. Y la disposición de los "se" referentes a la mujer en los primeros versos hace creer que es la mujer quien ha sentido cobardía.
El balance del narrador sobre lo sucedido es que nunca hubo amor entre ellos, dato a recordar para el final del poema.

Una mujer innombrable
huye como una gaviota
y yo rápido seco mis botas
blasfemo una nota y apago el reloj
que me tenga cuidado el amor
que le puedo cantar su canción.


Aquí se evidencia lo dicho, es la mujer quien huye del narrador.
Pero remarco ahora lo que dije sobre la primer estrofa. Se está hablando de "una mujer". Suponer que se trata de la misma mujer de la que se hablaba en la primer estrofa es un riesgo a violentar el poema que no estoy dispuesto a tomar. Puedo decir, estructuralistamente, que se repite la función de una mujer que abandona al narrador. Esto sí es permanente. Pero no hay nada (ni un nombre, ni una descripción) que me asegure que se está hablando de una misma persona. Incluso el epíteto de innombrable puede ayudar a esta lectura. La incapacidad de nombrar a esta mujer puede llegar (recalco el puede, es una opción de lectura) por una imposibilidad de recortar a esta mujer del resto del grupo femenino. Así queda planteado el juego del tema sobre el que está hablando el narrador: si es una mujer la que lo abandonó, o si son varias.
Hay en el cuarto verso de esta estrofa un desafío para el lector. La métrica, guiada por la música permitiría al autor escoger entre "una nota" y "unas notas". No se trata de tratar de averiguar qué quiso decir el autor poniendo "una nota", si no más bien, ver qué repercusiones tiene esta opción en el verso, en la estrofa, en el poema.
Para entender como leo ese fragmento del verso, déjenme retomar el comentario a la estrofa toda.
Aquí tenemos representada la huída de la mujer en una primera instancia, y luego la reacción del narrador, quien ha sido abandonado. Por la frase "apago el reloj" veo representada la imagen de un reloj despertador, que ha rescatado al narrador de sus sueños, y lo pone de frente con la realidad de haber sido abandonado por su compañera, quizás mientras dormía.
¿Qué actitud adopta el narrador ante este abandono? Se capta en los versos cierta seguridad e inmutabilidad ante lo sucedido. "blasfemo UNA nota". No gasto hojas y hojas de pentagramas llorando su partida. No prolongo un sufrimiento por algo que ella debería estar sufriendo, a saber, el placer de estar conmigo.
Acto seguido, el rencor y la seguridad de poder dominar la situación.

Una mujer con sombrero
como un cuadro del viejo Chagall
corrompiéndose al centro del miedo
y yo que no soy bueno me puse a llorar
pero entonces lloraba por mi
y ahora lloro por verla morir.
pero entonces lloraba por mi
y ahora lloro por verla morir.


Dos cosas suceden en esta estrofa que marcan el punto crítico del poema. La primera: la caracterización de la mujer sobre la que se habla, cosa que se venía evitando en las demás estrofas. La segunda, el uso de la primera persona del singular.
En cuanto a la caracterización de la mujer, si se toma como opción para la lectura del poema que aquí no se está hablando de una sola mujer si no de varias, la narración de esta relación tiene puntos comunes y puntos disímiles a las anteriores.
Ya marqué que al resto de las mujeres se las nombraba como "una mujer" que no sobresalía del grupo femenino. Aquí la mujer sobre la que se habla es descripta, se la recorta del grupo mayoritario. No es "una mujer" cualquiera, sino "una mujer" de tal y cual característica. Es, finalmente "esta" mujer.
Se conecta con las mujeres anteriores en el hecho de que se apodera de ella la cobardía. El haberse perdido la oportunidad de amar al narrador, el no hallarlo, la huída de gaviota, son todos actos voluntarios de las mujeres, que el narrador justifica como impulsados por la cobardía. Él estaba dispuesto a darlo todo, pero fue la cobardía la que se interpuso entre él y las amadas. Incluso con la última mencionada, la especial, la única.
Otra diferencia con el resto, y la última que voy a marcar, es que por ella el narrador sufre. En la primer estrofa, el narrador veía como víctima de la separación a la mujer que se había perdido la oportunidad de amarlo. En la segunda no se hacen mayores menciones al dolor, si no más bien a la soledad. La cuarta estrofa llega cargada con un poco de ira, con una blasfemia y una amenaza. Pero en la quinta estrofa la reacción es doble, y doblemente dolorosa. En primer lugar, llega al llanto por la separación y por encontrarse sin ella. Y luego es la separación radical, la muerte, lo que le produce dolor. Si tomamos en cuenta que hay un primer momento de dolor que es el de la separación, un espacio de tiempo indefinido, y un segundo momento causado por la muerte de la mujer, podemos deducir que durante ese período indefinido el narrador continuó amando a la mujer con sombrero.
Por último, el paso a la primera persona del singular acerca al narrador al lector, se pone frente a frente y le confiesa su dolor. Todo esto muestra lo profundo de la herida amorosa causada por esta última mujer. Un verdadero sentimiento de amor, que se diferencia de lo sentido en las relaciones pretéritas.

Englobando lo analizado, veo que este poema tiene como eje la separación causada por la cobardía, más que las historias de amor contadas en sí.
Lo importante de esta lectura es reconocer que no se intenta forzar al poema a decir cosas que no están en él. La vacilación entre el significado de un "se" en la primera estrofa, o el juego de las denotaciones semánticas de "una mujer" en diversas estrofas, son cosas que están en el poema. Recalcar esos elementos, opacar otros, ordenarlos en la manera en que son leídos y conectarlos de cierta manera, es lo que conforma esta lectura de "Óleo de una mujer con sombrero" y cualquier otra lectura de un poema.

Por último, a modo de broche de oro, copio un fragmento de “Mujeres condenadas (Delfina e Hipólita)” de Charles Baudelaire, para remarcar esta amenaza que la cobardía ejerce sobre el amor:

Pero Hipólita entonces, levantando la frente:
- “No soy ingrata, Delfina mía, ni me apena
tu amor, pero sufriendo estoy de un mal mordiente,
como después de una nocturna y terrible cena.

Caer sobre mí siento terrores enfermizos,
y vagos batallones de fantasmas oscuros,
que me conducen por caminos resbaladizos,
ceñidos siempre por ensangrentados muros.

¿Habremos cometido algún negro extravío?
Explícame, si puedes, esta turbación loca:
de terror me estremezco si me dices: Bien mío,
y sin embargo, siento que hacia ti va mi boca.

No me mires así, oh mi única amada,
tú, a quien amo por siempre, mi hermana de elección,
aun cuando para mí fueras firme emboscada,
y hasta el comienzo mismo de mi condenación.”

Y sacudiendo Delfina su crin volcánica,
como convulsionada sobre un trípode eterno,
respondió –la mira fatal- con voz tiránica:
-“¿Quién , pues, ante el amor, se atreve a hablar de
[infierno?

¡Maldito sea para siempre y sin remisión,
el soñador inútil que ideó en su necedad,
presa haciéndose de un problema sin solución,
en cosas del amor mezclar la honestidad!

¡El que quiera fundir en un acorde místico
la noche con el día, la sombra y el calor,
jamás calentará su cuerpo paralítico,
en ese sol bermejo que se llama el amor!


"Lovers in the moonlight", Marc Chagall.

15 noviembre 2005

Tengo pruebas de no ser tan desastre como persona

Así es señoras y señores, ríndanse ante la poderosa Empiria, he aquí la foto que me consagra como un no perpetuo perdedor.


PD: No canjeé el chicle. Me niego a entregar mi única evidencia de un triunfo al vil capitalismo.

13 noviembre 2005

Medusa


Mis disculpas, Medusa.
Apesar de imaginarte como un ser solitario e imposibilitado para lograr contacto alguno, mi vanidad no me permite dedicarte un poema, por miedo a caer bajo la sombra de aquel ciego omnipresente y su Asterión.
Dejo, a modo de consuelo, una canción de una banda que transitó innumerables veces por este blog.

Blow Out

In my mind
And nailed into my heels
All the time
Killing what I feel

And everything I touch
(all wrapped up in cotton wool)
(all wrapped up in sugar-coated pills)
Turns to stone
Everything I touch
(all wrapped up in cotton wool)
(all wrapped up in sugar-coated pills)
Turns to stone

I am fused
Just in case I blow out
I am glued
Just in case I crack out

And everything I touch turns to stone
Everything I touch
(all wrapped up in cotton wool)
(all wrapped up in sugar-coated pills)
Turns to stone

Adiós, amiga y avatar mítico.

Un poco de teoría literaria y Silvio Rodriguez I

(Es largo, aviso)

El post de hoy viene a recordar la faceta teórica-literaria de este blog, si es que en algún momento existió.

Hace unos días tuve la dicha de recordar las canciones de Silvio Rodríguez que acompañaron mi niñez. De esos recuerdos rescato la letra de “Ojalá”, y la copio a continuación para hablarles un poquito de ella. Si les resulta lógicamente aburrido esto que digo, y que voy a decir, por lo menos lean esta belleza en verso, y si pueden, hagan el máximo esfuerzo que implica bajarse el tema en .mp3, que facilito al final de la letra.

Ojalá

Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan,
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que
baja por tu cuerpo.

Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.
Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.

Ojalá pase algo que te borre de pronto,
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre.

En todos los segundos, en todas las visiones.
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.
Ojalá que la aurora, no dé gritos que caiganen mi espalda.
Ojalá que tu nombre, se le olvide a esa voz.

Ojalá las paredes no retengan tu ruido de
camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto,
una luz cegadora, un disparo de nieve.

Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
En todos los segundos, en todas las visiones.
Ojalá que no pueda
tocarte ni en canciones.

Ojalá pase algo que te borre de pronto,
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que te lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre


Silvio Rodriguez - Ojalá.mp3

Esto que sigue va a ser más bien una especie de demostración de cómo opera un crítico mediocre a la hora de analizar un poema. El post en sí, no es más que un listado de las básicas perogrulladas que debemos tener en cuenta los que intentamos leer críticamente un texto.
Hay que tomar en cuenta que se puede proceder de diversas, si no infinitas, maneras para leer una poesía.
Por ejemplo, si buscamos algo más pragmático y cientificista, lo que intentaremos es analizarlo de manera más descriptiva, cuidándonos de no violentar al poema y hacerlo decir cosas que no figuran en él.
Por ejemplo, sobre Ojalá corre la historia de que es una canción escrita por Silvio Rodríguez dedicada a Pinochet. Historia un tanto insostenible, siendo que está escrita en 1966, y el gobierno de Pinochet es del ’73, pero bueno, esos son detalles. Ignoremos este desfazaje temporal, en pos de la refutación de este tipo de lecturas.
¿Qué podría decir yo o cualquiera como crítico literario, intentando ser objetivo? Podría decir que en todo el poema hay una modalidad desiderativa, es decir, que todo el poema ronda en torno a deseos de una situación que no es la que se da. Se espera que pase algo. Eso lo vemos en el título y por todas las estrofas.
También vemos que ese deseo está enlazado a algo de lo cual se quiere tomar distancia. Lo importante en esta relación entre el narrador y lo que se intenta distanciar es, valga la redundancia, la distancia.
Proponer causas a estos deseos y distancias, es lo que yo llamo “violentar al poema”. Se está suponiendo una causa, como podría ser Pinochet, o cualquier otra cosa, siendo que esto no figura expresamente en ninguna parte de los versos.
Podría pensar, a modo de ejemplo, que el narrador está siendo atormentado por el recuerdo de un ser amado, y es tanto su dolor que desea la separación física e intelectual de la figura pensada.
Pero no puedo justificar esta suposición con ninguna parte del poema.

Es importante, para seguir con este análisis pragmático y formalista, recalcar que la opinión del autor sobre el poema es algo completamente ajena al poema en sí. Suponer que el autor tiene una lectura privilegiada sobre los versos, que él es el guardián del sentido último de las líneas que escribió, es algo que no cuadra con el análisis que venimos haciendo.
La ausencia de un autor está potencialmente presente siempre. Al caer la palabra al papel se independiza del autor, y pasa a ser parte de algo a-subjetivo.
No se puede acceder a estos versos sin procesarlos mediante un “aparato de lectura”, que desde ya, no es uno solo.
Hay aparatos de lectura que juzgan que la voluntad del autor está por sobre la del lector, y se intenta buscar mediante la lectura lo que el autor intentó decir.
Hay aparatos de lectura que ven a todos los hombres como lectores, y no piensa ni que el autor sea la fuente del significado, ni tampoco que haya significado último alguno.
Para el primer tipo de lectura (no es que estos dos tipos citados sean los únicos), Ojalá debería ser simplemente una canción de amor. ¿Por qué? Porque Silvio Rodríguez escribió en otra ocasión lo siguiente:

«Ojalá yo la compuse a una mujer que fue, podríamos decir, mi primer amor. Fue un amor que tuve cuando estuve en el Ejército, haciendo mi servicio militar. La conocí cuando tenía 18 años, fue mi primer amor importante en el sentido de que fue el primer amor que me enseñó cosas. Era una muchacha mucho más evolucionada que yo, mucho más inteligente, más culta. Me enseñó, por ejemplo, a César Vallejo. Después nos tuvimos que separar, estaba estudiando medicina y en fin, no le cuadró. No sé por qué estudió medicina, cosa loca de ella, en realidad siempre fue de letras. Después estudió letras, se fue a su pueblo Camagüey, a estudiar eso y yo me quedé solo aquí en la La Habana, totalmente desolado.
Pasaron los años y el recuerdo de aquel amor tan bonito, tan productivo, tan útil (ojo,no confundir con utilitario), enriquecedor, de aporte a uno... pues, estaba obsesionado yo con esa idea. Y porque fue un amor frustrado, tronchado por las circunstancias, por la vida, no fue una cosa que se agotara, pues se me quedó un poco como un fantasma y por eso compuse esta canción en un momento quizás de delirio, de arrebato, de sentimiento un poco desmesurado: ojalá esto, ojalá lo otro...»

Pero aceptar esto, inmoviliza al poema, impide juegos que con otras lecturas se pueden gozar y ejercitar para generar lecturas. ¿Qué es lo que hace desistir al lector de la lectura que relaciona la canción con Pinochet? (además de la diferencia temporal que ya mencioné). Esa traba al sentido, esa limitación al juego que fue pensar que se trataba solo de una crítica a Pinochet, es ahora una traba diferente, que piensa que solo se trata de una canción de amor. Eliminar esas trabas, o recalcarlas para que se reconozcan como invenciones de lectura, y no verdades a priori, es lo que hace un crítico literario, a mi entender.
Pero estas trabas no se eliminan en búsqueda de un final, una meta de sentido. Se eliminan las trabas con el objetivo de perpetuar el movimiento, el juego constante.

Así es como leímos arriba al poema. Lo fáctico es lo siguiente: hay un poema, escrito con determinados recursos, que mueve tales y cuales hilos al ser leído. Todo lo que no se refiera a esto, es ajeno, es alquimia.
Y aquí llega el gran problema de la Teoría Literaria, y con esto voy cerrando el post.
La complicación aparece cuando intentamos delimitar lo que se debe tomar en cuenta a la hora de analizar el poema. Porque aparentemente lo que yo sostenía era un aislamiento de los versos con respecto a la vida. Pero considerar para el análisis tales y cuales elementos, como por ejemplo yo tomé la modalidad desiderativa, ya está demostrando el tipo de lectura que hice yo, perteneciendo a determinado sector de la sociedad, en determinado momento.
Los grises pueblan estos pagos teóricos.
Y yo no soy quien para aclarar estas cuestiones.

10 noviembre 2005

Casi no discriminamos

Extracto de la Constitución Nacional Argentina (¿vale la pena poner mayúsculas?):

Art. 16 - La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: ni hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.

...Nueve artículos, es decir, una página después:

Art. 25 - El gobierno federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar las ciencias y las artes.

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Agradezco a mi viejo por poner estas maravillas discursivas legales delante de mis ojos.

07 noviembre 2005

Bellezas gongorinas

Haciendo repaso de las mujeres que deambularon por mi cabeza estos cortos y malogrados años que llamo “vida”, me sorprendí de encontrar ciertas muchachas muy alejadas del estándar de belleza.
Eso me llevó a preguntarme sobre mis gustos en cuanto al sexo femenino. He aquí lo que encontré como respuesta:
La muchacha en cuestión no ha de ser prototípicamente bella en el aspecto físico. Sin embargo ha de ser bella físicamente. Pero esta belleza debe estar encriptada. No debe encontrarse en la superficie.

Como un complejo verso, que exige su repetida lectura, su análisis de cada parte por separado, para luego ensamblarlas en un todo que funciona perfectamente.
Así encontré la belleza en chicas que a otros les parecerían poco llamativas, o algunas asquerosas, directamente.

Son los detalles. Una manera de hablar, una textura, un aroma. Los aromas son realmente deliciosos. Casualmente las miradas de todas estas chicas eran especiales. Algunas eran erráticas, otras duras y frías como el mármol (a mis quejas). Las había temerosas, otras completamente relajadas, miradas subrayadas con sonrisas, miradas disparejas, miradas de miedo.

No hay mucho más para decir, salvo recomendar la lectura de un fragmento de un poema de Góngora que posteé hacia los comienzos de este blog, y obligar a los afortunados en pareja a que miren a los ojos a sus amadas y disfruten de un exquisito néctar.

Flores Marchitas

Hace un tiempo llamaron la atención de los demás. Hoy las miradas las esquivan automáticamente. Los colores brillosos de sus sucesoras monopolizan las miradas. Desplazadas del centro, son ahora el margen decadente, que solo sirve de parámetro para saber cuan bellas son las más jóvenes y coloridas.
Les devuelvo el protagonismo a los ojos avarientos de estímulos. El blanco y el negro las ayudará, también lo hará la disposición escénica en la toma, al igual que el foco.
Brillen como antes, capten miradas, legendarias hermosuras, sean radiantes hoy para que no nos tema vernos como ustedes mañana.

(Hagan click sobre las fotos para agrandarlas)



04 noviembre 2005

En el colectivo

A una transeúnte (Charles Baudelaire)

La calle aturdidora en torno de mí aullaba.
Alta, fina, de luto, dolor majestuoso,
una mujer pasó, que con gesto fastuoso,
recogía las blondas que su andar balanceaba.

Ágil y noble, con esa pierna de escultura.
Por mi parte bebí, como loco crispado,
en su pupila, cielo del huracán preñado,
placer mortal y a un tiempo fascinante dulzura.

Un relámpago... ¡y noche! Fugitiva beldad
cuya mirada me ha hecho de golpe renacer,
¿no he de volver a verte sino en la eternidad?

¡Lejos de aquí! ¡O muy tarde! ¡O jamás ha de ser!
Pues dónde voy no sabes, yo ignoro a dónde huíste,
¡tú, a quién yo hubiera amado, tú, que lo comprendiste!

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Ojalá te hubiese pedido tu teléfono, o tu mail, o tu nombre, o tu voz, siquiera.

03 noviembre 2005

Un hada y Baudelaire

Actitud

Últimamente siento que los lazos que me unen con los demás son cada vez más débiles.
Ya no me cuesta tanto como antes pesar un mundo sin alguno de mis amigos o amigas, o sin mis padres, y mucho menos, sin mí.
Se han ido cortando los hilos que me unían al resto. El individualismo se ha manifestado.
Encarar esta situación es algo realmente difícil. Hace falta planear un procedimiento que permita procesar estas pérdidas. Este procedimiento es el que intentaré explicarles en lo que sigue del post.

Culpo a la sociedad. Así de fácil. Fue ella, ella me aisló. Ella y sus conceptos de belleza, de alegría, de simpatía, de respeto. No puedo adaptarme a esos autoritarios parámetros, me quedé afuera.
Pero dudo que yo sea el único. Después de todo, estas cosas que me han aislado no son nada más que eso: parámetros.
No existe en el mundo una sola persona bella. Hay quienes se acercan al parámetro mutante de la belleza. O al de la inteligencia, o al del carisma.
No nos engañemos, no somos ni bellos, ni horripilantes.

Déjenme contradecir o dicho líneas arriba. La sociedad no me ha aislado, de manera alguna. Más bien, todo lo contrario, me ha agrupado en la sección “marginados”, ha borrado mi cara, y puesto un rótulo. El mismo procedimiento hizo con las personas felices, cambiando el rótulo, desde ya.
Es hora de romper con eso.
Basta.

Pero para romper los rótulos y etiquetas, no podemos caer en lo burdo de una depresión, o de lamentos acerca de nuestra marginalidad. Hay que cambiar las reglas del juego.
Se trata de no decir más: soy un paria. O: desearía ser feliz, ajustándome a los parámetros y estándares de felicidad que presenta la sociedad prefabricados.
De esa manera no se hace más que cambiar una etiqueta por otra.
Ataquemos como buenos postestructuralistas, de manera oblicua.
¿Qué se interpone en nuestro camino? ¿La idea de un amor estable y romanticista? Reconozcamos este tipo de amor como un parámetro tan válido como cualquier otro, que a fin de cuentas no es más que un medio para alcanzar la felicidad. Tiene que haber otras maneras de tocar ese cenit. Entonces, corramos a un lado ese concepto, usémoslo como herramienta, engañemos seduciendo, informémonos al respecto y usemos al amor como daga para matar al amor mismo.
Hace tiempo, cuando preparaba un ensayo sobre las contradicciones discursivas en el Génesis, me sumergí en todo libro eclesiástico que pasaba por mis manos, a pesar de mi condición de agnóstico. Esta actitud es la que se debe tener en cuenta.
La meta: pasarla lo menos mal posible.
Las herramientas: todo. Conceptos, estratagemas, mentiras, confesiones, lagrimas, violencia.

Parias nunca más. Tristes sí, es una manera de ver el mundo, una manera de procesarlo. Pero hagan de su tristeza una herramienta. Gócenla. Pásenla bien con su tristeza, o con su conformismo, o con lo que sea que los caracteriza. Pero inferioridades al tacho. Las jerarquías propuestas por la sociedad carecen de fundamentos, es estúpido apegarse a ellas como a algo Divino.

El mundo por delante.
Somos inmortales hasta que se demuestre lo contrario.

01 noviembre 2005

Demasiado



Let Down (Radiohead)

Transport, motorways and tramlines,
starting and then stopping,
taking off and landing,
the emptiest of feelings,
disappointed people, clinging on to bottles,
and when it comes it's so, so, disappointing.

Let down and hanging around,
crushed like a bug in the ground.
Let down and hanging around.

Shell smashed, juices flowing
wings twitch, legs are going,
don't get sentimental, it always ends up drivel.
One day, I'm gonna grow wings,
a chemical reaction,
hysterical and useless
hysterical and

let down and hanging around,
crushed like a bug in the ground.
Let down and hanging around.

Let down,
Let down,
Let down.

You know, you know where you are with,
you know where you are with,
floor collapsing, falling, bouncing back
and one day, I'm gonna grow wings,
a chemical reaction, [You know where you are,]
hysterical and useless [you know where you are,]
hysterical and [you know where you are,]

let down and hanging around,
crushed like a bug in the ground.
Let down and hanging around.