23 agosto 2005

En mi salsa (texto)

La mejor de las inspiraciones.
La más seductora de las musas.
La inspiración en su estado más puro.

No se trata de ninguna mujer, ningún desengaño, ninguna experiencia límite. Les explico más pausadamente qué es lo que me ha devuelto a la escritura:
Hoy ha llovido. Mucho.
Y hubo viento. Mucho.
Y se dieron vuelta paraguas. Muchos
He reído hasta sentir que los pulmones se me salían por la boca, hasta sentir un dolor en el pecho, hasta dejar correr las lágrimas por mis ojos.
El mundo aún tiene pequeñas cosas que me hacen reír… detalles que solo valen para mí.
Por ellos vale la pena seguir viviendo, que en mi caso, es lo mismo que decir “seguir escribiendo”.
Yo solo vivo en sus ojos, en estas líneas que aparecen esporádicamente al tipear una dirección en su navegador de turno. Y como el fénix (pedorro), como nunca, como siempre, he renacido desde uno de mis estados más bajos para volver al llamado de las Letras.
Me gustaría intentar plasmar la alegría que tuve hoy, pero dudo de mis capacidades narrativas.
Mejor les dejo un regalito visual en la sección fotos…
Si disfrutan la mitad de lo que lo disfruto yo, habrán pasado un momento sumamente grato.

5 comentarios:

Mery dijo...

¿Qué seria de la vida sin ese pequeño cúmulo de detalles insignificantes que te arrancan una inesperada sonirsa?

Ferdinand Mortnais dijo...

Si me viste por la calle P. te habrás reído de mi...fue horrible, mi paraguas casi muere, y es el ser más querido en mi vida (así de mal van las cosas).
La verdad es que es más gracioso ver a los infelices que ni paraguas tienen y andan chapuseando en su propia humanidad. El paraguas es un gran invento, casi el único imprescindible. Yo pensaba como vos, hasta que conocí lo que es tener un paraguas, casi como una novia, pero se mojan más.

Huan dijo...

Yo no cuestiono la genialidad del paraguas... De hecho, yo tengo dos a falta de uno (¿seguimos con la analogía paraguas-novias? Creo que no).
Pero más allá de que sea un gran invento o no, que sea cómodo o una carga, lo que yo disfruto va más allá del intrumento en sí.

La gracia pasa por la cara de sufrimiento del usuario, de frustración ante el futil intento de zafar del chaparrón que las divinidades nos enviaron, de cosas así.

henry dijo...

En mi caso en particular, me vi obligado a arrojar el paragüas de mi difunto abuelo a uno de esos mononos tachos ibarristas*pre-eleccionarios naranjas naranjú.

Una pena.

Ferdinand Mortnais dijo...

qué tragica ha de ser esa decisión de tirar un paraguas en plena lluvia..