11 septiembre 2005

El contemplador II

Hoy a la mañana estaba leyendo una clase desgrabada… algo sobre el sonido de las palabras, o mejor dicho, la huella psíquica que este sonido deja en nosotros (significante, en palabras de Saussure).
Para ejemplificar lo que estábamos viendo (la manera en que funcionan los significantes), la profesora dibujó un sol y un dado, que juntos, como ustedes ya se habrán dado cuenta, forman “soldado”.

Ahí termina la parte ñoña. Demos paso a la locura.

Estaba paseando por la hoja del apunte, y la luz del velador cayó de pleno sobre el dibujo del sol. Justo en su centro estaba lo más intenso de la luz.
Por un momento, hasta que pasé la hoja, ese sol de papel, esa ficción, fue un sol verdadero.
Lo ayudé a consagrarse como tal, a ser luz, a pasar a otro plano de la ficción.
Me imagino que debe haber estado agradecido. Es lo menos que puede hacer por mí, que a demás de ayudarlo a ser un casi verdadero sol, me tomé el trabajo de contemplarlo.

Confieso que me costó un poco dar vuelta esa página.
Matar una estrella no es para nada sencillo.
Compadezco a Dios.

7 comentarios:

henry dijo...

Las dos últimas líneas son oro puro, felicidades.

Huan dijo...

Me puso colorado...
... usted es uno...

Anónimo dijo...

Se, me hicieron acordar a los poemas de ciruelo.

Saludos

Anónimo dijo...

oh.......delva!

Huan dijo...

Disculpen lo irrespetuoso de la prewgunta.
¿Quién es fede?

Anónimo dijo...

Que bueno saber que hay alguien que hace lo mismo que uno, o que vive cosas así. beso (fede es figue?)

Anónimo dijo...

I´m just uptight.

Estoy de acuerdo con henry: las últimas dos líneas tienen brillo propio.
Es interesante lo que decís. Esa curiosa lucidez que a veces se desprende de la abstracción más pura no deja de sorprenderme...

"The breath of the morning, I keep forgetting the smell of the warm summer air. I live in a town where you can´t smell a thing... You watch your feet for cracks in the pavement..."