29 junio 2005

Sobre Musas y muzzarelas

Me causa mucha gracia cuando escucho a un escritor / artista decir que le falta inspiración, más que nada cuando veo cierto sesgo de seriedad en dicha afirmación. No se si será por mi agnosticismo, pero la idea de que un artista tiene que esperar al que les llegue el influjo de las musas me parece por demás ilusoria.
Creo que todo parte de una mala lectura de clásicos, donde siempre los narradores comienzan con unos versos dedicados a las musas (Divina Comedia, alguna Égloga de Garcilaso). Ahí hay una evidente confusión entre el autor y el narrador, construcción social el primero, construcción poética el segundo. ¿Qué significa esto? Que el narrador que invoca a las musas es tan ilusorio como los pastores que arman sonetos al hilo…
Es por culpa de lecturas como esa, que el rol del poeta tiene toda esa aura bohemia alrededor. Pensar que el poeta es instrumento de una fuerza mayor (Dios, las musas) es un tanto ridículo (o por lo menos dogmático), y en todo caso, el último que tendría que aceptar la existencia de dichas fuerzas es un tipo que se mata haciendo un poema.
Flaco, ¿estás esperando la inspiración para escribir? Bueno, entonces cuando pongas el punto final, abajo firmá Dios, o lo que fuere…
La problemática del poeta en estos días tiene más que ver con el hombre que se pela el culo escribiendo para vivir de su obra (y créanme que vivir de la poesía o de cualquier tipo de arte es hoy más difícil que nunca). Esto se lo robo a Roberto Arlt, que según leí este año gracias a la facultad, fue uno de los primeros que se planteó este problema de vivir de la Literatura como una profesión de la misma índole que la albañilería o cualquier otra.

Conclusión, no sea hippie, hace mal a la piel.

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

juancho,,,juano, juancete....no entendi....pero usted siempre me hace reir....su parte menos profunda es mas comprendida por alguien cero profundidad como yo!!!!

Huan dijo...

Prometo futuros posts con temas como la coca sarli, los bañeros locos y demás juaneceadas

the_blunderbuss dijo...

Me parece muy complicado referirme a un tema como la inspiración, las musas y demas cambalaches de una forma taxonómica. Pero como los desafíos saben mejores una vez enfrentados, arrojemos al proverbial cesto de basura dichas nociones, aunque sea de momento.

Aquí me parece que es harto importante una distinción que ud. ha hecho. Que es la del escritor como profesional (no por revalorar alguna concepción mística de dicha profesión), que como tal tiene que manejar ciertas herramientas y ciertos recursos para producir algo que más o menos pueda sólidamente clasificarse sin menores problemas. Me basta aclarar ese punto de momento (y reconozco que de una forma un tanto chapucera), porque quiero separar conceptos y decir que toda producción que de alguna manera porte el estandárte de la "inefabilidad" o pretenda algún reconocimiento de algo que pueda definirse como una versión estilizada del concepto de "original", no es producido por el escritor como profesional. Independientemente que toda cualidad de una obra es apropiada y no propia y que de hecho la distinción pueda ser meramente analítica (aunque a mi gusto resulta importante, ya que resalta la existencia de espacios que definen propósitos a mano bastante específicos).

Moviendo las prioridades y retomando a las musas y a la inspiración, sólo puedo agregar escuetas palabras. Debemos convenir que tal posición no puede invalidarse por algún error lógico. Lo cual no implica que tenga una postura a su favor, si no que hay que reconocer la puesta en escena de una amplia cantidad de recursos que permiten dar explicaciones de principio (explicaciones últimas) del obrar propio.

Sin embargo hay fuertes tentaciones que me harían inclinar hacia una postura que considere que los escritores qua profesionales, deben (si no es su deseo entrar en disputas "sobre lo que es", sino sobre su actividad) evitar (y nosotros debemos ignorar), pretenciones de inspiración divina a la "stroke of genius"...

...existan estas o no. (lo cuál no fue el punto de la discusión).

Anónimo dijo...

si,es verdad que el tema de la inspiración tiene un aire romántico que da asco. Pero tampoco está bueno caer en ridiculeces como la de Poe en su esayo sobre el arte poético (sobre cómo escribió The Raven, especificamente)porque no se las cree nadie, y hasta dan gracia. El ecritor no es un biotecnólogo, ni un albañil. Escribir implica trabajo, tiempo, talento y también algo así como "inspiración", ideas valiosas, ganas, etc. Ni un extremo, ni el otro. Amén.

Huan dijo...

Ponele que demande cierta inspiración... pero a cambio de aceptar eso, demando que se acepte que en todo trabajo haga falta esta cosa esencialista que vos llamás inspiración.
Es todo o nada.